Alan Earle, CEO de Manga Corta: “La clave es buscar mercados que no estén saturados”

Alan Earle, CEO de Manga Corta

Buscar un negocio, ver las falencias y mejorarlo hasta convertirlo es un servicio premium. Esa es la clave del éxito para Alan Earle, un ingeniero civil convertido en emprendedor gracias a una ingeniosa idea que le trajo ingresos mientras estaba en la universidad: vender poleras.

Así nació Manga Corta, un sitio que ofrece poleras con los diseños que desea el consumidor, desde Darth Vader, Pikachu, Don Ramón, Hello Kitty hasta ilustraciones creadas por los mismos clientes. Toda la cultura popular y el arte está plasmada en esta simple prenda que ha sido un éxito en poco tiempo.

En medio de una gran sala repleta de diseñadores, computadores, máquinas de impresión y, por supuesto, largas filas de poleras esperando a su próximo dueño, Alan nos habla de cómo fue este proceso de reinventar un producto tan sencillo como una polera y convertirlo en un mejor servicio.

-¿Cómo pasaste de estudiar ingeniería en construcción a ser emprendedor en el mundo de las poleras?

Yo partí en ingeniería civil en construcción la PUC y empecé a vender poleras para generar plata con diseños míos por Internet. Después conocí el mundo del emprendimiento, me enamoré de los negocios, que uno podía hacer lo que quiera y antes de salir de estudiar cambié el modelo de negocios, me junté con un socio que era programador, armamos el equipo y antes de salir de la universidad nos ganamos un SERCOTEC y un Start-Up Chile para empezar el proyecto. Y así partió.

-Pero ya habías terminado la carrera…

Sí, era 2011 y meses de dar el examen de grado, me dicen que me gané el Start-Up Chile.Y ahí y fue por lejos lo más difícil del mundo. Partimos en 2012, lanzamos la plataforma, crecimos, nos estancamos, nos entraron a robar, estuvimos a punto de quebrar…fue horrible, quería dejar todo tirado.

Después nos enfocamos en otra línea de negocios, en las ventas por mayor para empresas, como las maratones, los eventos deportivos, las campañas políticas, y en general nos dimos cuenta que la idea era muy buena pero no se vendía sola. Había que salir a venderla.

Entonces ahí se me ocurrió ir a castings de programas de la tele donde apareciera la marca Manga Corta y me preguntaban cómo lo hacía, un poco como promoción gratis y empezamos a crecer y crecer, tuvimos hambre de crecer y optamos por una Start-Up y conseguimos más de 84 millones en 24 horas. Y ahora estamos en esto.

¿Cómo superaste los momentos difíciles? Un robo no es menor…

Sí, fue súper difícil. Cuando me avisaron del robo, pensé en dejar todo tirado. Después me dijeron que sólo se habían llevado los computadores y ahí me alivié un poco porque pensé que se habían llevado las máquinas más grandes. Ahí recapacité y llamé a todos a que vinieran con sus computadores. Fue un momento de crisis que no pasó a mayores, pero igual fue terrible.

Pero también fue complicado darnos cuenta que la idea no se vendía sola, pensamos que por lanzar la plataforma iba a ser conocida de inmediato, y no es así.

Ahí nos enfocamos en las ventas por mayor y en la publicidad en Adwords. Gracias a Adwords pudimos crecer. Fue eso lo más complicado al final, darte cuenta que esta idea se iba a demorar en crecer y que tendríamos que vender y conseguir más lucas.

-Es decir, el éxito de la empresa se debe en gran parte gracias a las plataformas digitales…

Sí, nuestro plan de negocios se basa por Internet. Todo. Atendemos también en detalle, pero casi nada.

-¿Cómo marcan la diferencia con otras empresas que se dedican también en este rubro?

Lo que nos distingue de los demás es entregar un 110% de felicidad garantizada, y eso es lo que nos mueve. Es decir, nos interesa ser visibles, cumplimos con las fechas, nos preocupamos de entregar un servicio de calidad y eso es lo que, en definitiva, nos diferencia de los demás. Es un servicio premium ya que muchas veces a la gente le da lata ir a un lugar y venir a ver, cotizar, buscar otras opciones.

En cambio, como nosotros estamos en Internet, lo hacemos fácil. Se contactan con nosotros, la entrega es inmediata, es todo muy rápido, y eso nos distingue.

-¿Y cómo aprendiste el oficio? Se ven muchas máquinas, diseñadores…

Es que yo partí sin nada. Empecé en la universidad y compraba poleras en Patronato que luego las vendía más caras. Después fui aprendiendo, preguntando siempre. Al final no es tan difícil, pero hay que estar siempre aprendiendo, observando, juntando la plata. Ahora somos 14 personas, imagínate.

-¿Cómo es pasar de vender poleras a ser jefe?

Es lo que menos quería hacer. No siempre se tiene el ánimo y hay que incentivar, que la empresa produzca, estar ahí en cada etapa de las poleras. Es difícil, pero hay que preguntar a los más adultos y me empecé a asesorar con otras empresas. Soy súper autodidacta, me meto en Internet, leo de todo y lo aplico. No quiero volver a estudiar jamás a la U, por eso me preocupo siempre de aprender por Internet.

-¿Y qué tan importante es para ti tener contactos?

Mucho se dice que si no tienes contactos no puedes surgir, pero si no tienes contactos puedes generar más contactos. Ninguno de los buenos contactos vienen del colegio o la universidad, sino de los Happy Hours, de los encuentros con emprendedores, ir a todas las charlas de emprendimiento y ahí uno empieza a ver las mismas caras que están en la misma situación tuya.

Pero también los contactos se generan espontáneamente. Una persona vio un post en Facebook, le gustó la idea y al otro día ya estaba invirtiendo 30 millones. Todo momento puede ser una buena instancia para generar contactos.

-¿Cómo se proyecta Manga Corta?

Mi proyecto para 2017 es meter a todas las marcas y ser una empresa del merchandising. Por ejemplo, hay muchas bandas de música que quieren promocionarse y que no quieren ir a Patronato a cotizar y ver opciones. Quieren ahorrarse es problema, pero a la vez, ganar dinero con sus propios productos. Bueno, Manga Corta les soluciona el tema del merchandising y las bandas se olvidan del tema.

-¿Cuáles considera que son las claves para el éxito de un emprendimiento?

Lo primero y el más difícil paso es partir. Y segundo, es vender. No sacas nada con ganar todos los planes semilla y SERCOTEC  si no estás vendiendo. Y tienes que vender y, sobre todo, generar una solución que a la gente le interese, ver los costos y especializarse en un servicio básico, ser el mejor.

-¿Qué consejos les daría a quienes consideran la idea de emprender?

No asustarse, porque hay grandes exponentes del emprendimiento y uno quiere ser como ellos. El boom hace algunos años era la tecnología, crear una App, irse a Estados Unidos donde estaba el oro, se acabó el oro y todos quebraron. Siempre hay alguien que busca un grano de oro por ahí pero ya no hay mercado en tecnología, no hay mercado para Instagram, para otro Snapchat…ya se acabó eso. Son emprendimientos entretenidos, pero eso se acabó. Ahora hay que ver los mercados que no están saturados.

También es atender bien al cliente. Antes daba lo mismo y no les importaba, pero ahora los jóvenes exigen que te atiendan bien, que sea un buen servicio y que una persona vuelva por tu servicio o producto significa mucha plata.

Lo importante es mirar, observar. Hay millones de negocios que están mal hechos y que pueden ser una oportunidad para emprender. Esa es hoy la tendencia, dar una vuelta a un producto y mejorarlo.

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