Cristian Briones Maira, Gerente General de Soho: “En los negocios, siempre hay que romperse el lomo”

Cristian Briones, Gerente General de Soho

Cristian Briones Maira, ingeniero comercial de profesión, es de esas personas que inmediatamente contagian alegría. A pesar de que está concentrado en su nuevo trabajo, en esta entrevista constantemente resalta la importancia de hacer y dedicarse a lo que más le apasiona, en no quedarse en el status quo.

Tras una larga trayectoria como gerente comercial en diversas empresas, voluntario en una fundación que lo trasladó a vivir por un año en una comunidad mapuche y clases de marketing en diferentes universidades del país, ahora está abocado en transmitir todo el conocimiento adquirido en Soho, una empresa dedicada a proyectos digitales y a capacitar a microempresarios.

Siempre sonriente y con una gran energía, nos relata su trayectoria profesional, las diversas dificultades que tuvo que sortear en varios momentos y la importancia de dar el salto del emprendimiento para ser feliz.

-¿Siempre quiso estudiar ingeniería comercial?

La verdad es que no. A mí siempre me gustó las comunicaciones y entré a estudiar periodismo en la Universidad Diego Portales, pero me di cuenta que no era lo mío, no me veía en esto. Estaba perdido por el camino, hasta que un día conversé con un amigo del colegio que estaba frente de mi facultad y le pregunté lo que estudiaba. Me contó que estaba en ingeniería comercial, le hice unas preguntas sobre la carrera porque francamente no tenía idea de qué se trataba.  Me gustó lo que me comentaba, que crean empresas, negocios, manejan grupos de gente para lograr un objetivo… en fin. Me salí de periodismo y al año siguiente ya estaba estudiando ingeniería comercial. Enganché de inmediato con la carrera, me enamoré de esto y desde entonces no he parado. Para mí el marketing y la ingeniería comercial es una ciencia social con mucho de matemáticas, como lo vemos nosotros es una ciencia inexacta y eso es lo entretenido y es muy desafiante, porque uno puede seguir lo que dicen los libros al pie de la letra, pero no te asegura el éxito. Esto porque hay un factor humano que hace la diferencia.

Es un desafío permanente porque lo que funciona en una parte en la otra no. Comencé a aprender estrategia y ahí entendí que cada empresa es distinta. Es por esto hay que hacer siempre un análisis previo del problema, del producto, de las necesidades del cliente… todo.

-¿Cómo fueron sus primeras experiencias laborales?

La verdad, es que fue corta… (risas). Las primeras experiencias no fueron muy buenas porque justo entré a trabajar a una inmobiliaria a tres meses de que explotara la crisis asiática. Entonces ahí, con la crisis, empezaron a recortar cabezas y el más barato era yo. Duré 7 meses.

Ahí me fui al Banco Sudamericano, ahora Scotiabank, y empecé a tomar decisiones muy acertadas hasta el día de hoy porque el banco me dijo que podía ser ejecutivo de personas o estar en el área de capacitación. En general, dentro de la ingeniería comercial, el área de recursos humanos no es bien visto porque dicen que no ocupan matemáticas, sólo tratan con personas, etc. Y de ahí me ofrecieron un cargo muy entretenido que era la capacitación de ejecutivos de empresas del banco  porque habían varias debilidades en análisis de riesgo. Entonces acepté pero me dijeron que había menos plata para capacitación para el ejecutivo. Estaba soltero, sin hijos y entré a capacitación pensando que, si lo hacía bien, iba a subir y que un ejecutivo de un banco me podía llevar a otro cargo. Gracias a la pega y a Dios, se me dio así.

Bueno ahí aprendí que el camino lógico no es siempre el que uno debe seguir y que siempre, pero siempre hay que romperse el lomo. Y muchas veces hay que sacrificar la tranquilidad presente en pos de la empresa. Y fue una experiencia súper potente.

Estuve como un año y medio en el banco, renuncié y después me fui con mi señora a una comunidad mapuche en el sur a un proyecto llamado “Amar y Servir” que es como muy parecido al “Servicio País”, y nos fuimos felices. Fue lo mejor que me pudo haber pasado. Me invitó Felipe Berríos y me dice: “Este es el mejor MBA que vas a tener en tu vida”. Yo dije “ya”, no le creí mucho pero terminé aceptando porque me quería ir. Al final sí fue el mejor MBA porque me obligó a trabajar desde cero, tenía que conseguirme las lucas, estaba solo, tenía que conocer la cultura, su gente, sus proyectos…entonces fue súper interesante. Y ahí empezó mi inquietud con trabajar con microempresarios, más que con grandes empresas.

-Después entró a trabajar a EFE ¿Cómo fue esa experiencia de trabajar en una empresa del estado?

Aprendí grandes lecciones. Volví del sur y me pidieron trabajar en el directorio. Fue durísimo porque justo me tocó el accidente de Daniela García. Fue complejo, agotador, era trabajar desde las 8 de la mañana y volver a la casa a las 2 de la madrugada.

Fue muy complejo pero aprendí mucho. Primero, aprendí en comunicaciones sobre lo que no hay que hacer en una empresa. Había versiones distintas, estaba dividido el directorio con la administración, había un tema político detrás, con muy malas respuestas comunicacionales. Fue durísimo. Al final, removieron todo el directorio y pensé que me iban a despedir. Hasta que llegó Luis Ajenjo, a quien le tengo un cariño inmenso, conversamos y me pidió seguir.

Trabajamos por 6 meses y concluimos que el área de comunicaciones era un desastre. Entonces pasé a ser subgerente de marketing y comunicaciones…era un gran paso.

-Además, se complementaba con los intereses de su carrera inicial, como periodista…

Sí, era todo perfecto porque también estaba cursando mi postgrado. Logré que todo saliera bien. Hicimos cosas muy entretenidas, hicimos cambios. Cuando había algún accidente, empezamos a enviar comunicados a los medios y al poco tiempo nos empezaron a llamar. A nosotros nos dijeron “Ustedes están locos” “¿Cómo se les ocurre decir que mataron a una persona?”. Primero que todo, teníamos que recuperar la credibilidad que estaba por el suelo, les dábamos consejos a la gente de cuidarse debido al movimiento de los trenes y, finalmente, los medios nos preguntaban directamente a nosotros y nos daban la oportunidad de dar a conocer nuestra versión. Fue muy difícil, pero aprendí muchísimo.

-También ha realizado clases en distintas universidades ¿Qué fue lo que lo le llamó la atención de estar en las aulas?

Es definitivamente una pasión. Creo que lo de las clases es algo que creo que viene desde los genes, ya que mi papá fue profesor de filosofía toda la vida y simplemente me encanta la oportunidad de conocer ideas, mentes diferentes y ver como la relación con mis alumnos se va construyendo en el tiempo.

Además, es una excelente oportunidad para conocer a los jóvenes. Siempre les preguntaba al inicio del semestre por qué les interesaba estudiar ingeniería comercial y muchos me decían del sentido social, de generar un impacto, de trascender, entre otros argumentos. La realidad es que uno estudia esto porque quiere ganar dinero ¡Eso es lo básico! Más adelante puedes pensar en los social o dedicarte a esto, primero debes generar recursos. Sin esto, no se puede ayudar a la sociedad.

Me llevo bien con los jóvenes, me obliga a aprender, me odian cuando llega el día de la prueba, pero al final del semestre les dejo mi contacto para cualquier cosa o trabajo.

-Actualmente también está ayudando a microempresarios en la Fundación “Simón de Cirene”…

Sí, me encanta. Asesoro a varias microempresas de personas que están empezando. Ha sido un gran desafío porque hay que enseñar desde lo más básico, como por ejemplo, que la plata de una empresa no hay que gastarla, es de la empresa. Y me dicen: ¡Pero ahí está la plata! ¿Cómo no la voy a gastar si es mío? Yo les digo de inmediato que no porque ¿Qué pasa si se enferma? ¿Cómo va a financiar maquinas nuevas? ¿Cómo quiere que crezca la empresa. Y es ahí cuando empiezan a comprender que no todo lo que se genera es de uno. Pero es una bonita experiencia.

-Emprender es una decisión difícil de tomar ¿Qué consejos le daría  a las personas que están pensando en dar este paso pero que no se atreven por la incertidumbre y el miedo?

Que sigan asustados (risas). Una de las cosas que me quedó grabadas de un encuentro de empresarios es que hay ser capaces de sobrevivir un año. En un año no vas a ganar plata, asúmelo. Y ahí es complejo porque es difícil estar en esa situación por un año, pero si uno tiene las ganas, si se las ingenia de verdad, sí se puede.

El susto es normal. Hay que tener un buen equipo detrás, hay que ser capaz de ver las falencias y fortalezas.

Y lo otro es asumir que te puedes equivocar ¡Y puede que no te resulte! Pero si no te resulta, el peor escenario es estar donde mismo quedaste. Entonces, busca una pega ¡Si no es más que eso! Pero si te resulta, es un cambio en tu vida.

Siempre ocurre que cuando uno camina en la calle y dice: ¡Pero si esta idea yo ya la había pensado! ¿Por qué no lo hice? Bueno, porque alguien se atrevió ¡No hay mayor ciencia! Entonces mi consejo es jugársela, hay montones de ayuda, puedes buscar un socio…pero quedarse en el status quo, no. Se pasa mal.

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