Entrevista a guionista y productor de «Papá Al Rescate» Sebastián Freund: “La gente reacciona a la película y eso nos tiene muy contentos”

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El 5 de enero se estrenó en los cines la película chilena Papá al rescate, protagonizada por Benjamín Vicuña, Fernando Larraín, Rodrigo Muñoz, Jorge Zabaleta y Laurita Fernández, y dirigida por el director trasandino Marcos Carnevale. En ella, se nos presenta la historia de Nicolás (Vicuña) quien vive con sus tres amigos de la infancia (Zabaleta, Muñoz y Larraín) y está próximo a casarse. Sin embargo, todos sus planes se ponen de cabeza cuando recibe una carta que lo reconecta con su hija, a la cual no ve hace años, y le informa que de no presentarse a buscarla en los próximos tres días, esta sería dada en adopción. Así, comienza una aventura que llevará a Nicolás y sus amigos a cruzar la cordillera para poder concretar el reencuentro.

La película, guionizada por Rodrigo Muñoz y Sebastián Freund, ha sido un éxito en las salas que si aún no has visto, aún puedes alcanzar a ver. Con una mezcla de humor y emoción, Papá al rescate recoge múltiples elementos del carácter de los chilenos y los presenta en pantalla en un contexto familiar y de manera cercana. Sobre esto y el éxito y proceso creativo de la película con el productor y guionista de la película, Sebastián Freund.

Papá al rescate ya lleva más de un mes en salas ¿Cómo has sentido la recepción?

Estamos muy contentos con eso, la recepción ha sido muy, muy buena. No nos imaginamos que fuese a ser tan así, obviamente queríamos que le fuera bien, pero en ese sentido superó nuestras expectativas. Ya la han visto casi 250.000 personas, lo que la hace una de las películas chilenas más vistas desde 2018. Lo mejor es que la gente sigue yendo a las salas a verla, lo que es también algo super lindo que pase, sobre todo después de la pandemia, que mantuvo a las personas alejadas de eso durante todo este tiempo. Un amigo fue a verla hace poco, en un horario no muy masivo, y me contaba que había varios grupos de personas en la sala, y todos riéndose, pasándola bien. Las personas reaccionan en la sala a la película, y eso es muy bueno: se ríen, a ratos también comentan las escenas, las cosas que pasan con las que se identifican, y eso es lo que queríamos lograr también con la película. Es super interesante además el fenómeno que ha sucedido con la recepción del público, sobre todo con los niños, porque los niños enganchan super bien con la película, las personas van en familia a verla y los niños la disfrutan harto. Cuando hemos ido a funciones, las mismas personas nos comentan que la vieron con sus hijos y que se rieron harto. Con mi mismo hijo pasó cuando lo vió, cuando veía una de las escenas de Rodrigo, a quien conoce decía “¡buena guatón!” y se reía harto. Eso es algo que no teníamos contemplado que pasara, no planificamos que fuera así. Otra cosa que también pasó es la llegada que la película ha tenido con los sectores populares, lo que tampoco fue algo focalizado o planificado así. Queríamos que la película fuera para un público amplio, lo más familiar y general posible, pero al final uno no prevé todo esto. Creemos que ha sido así porque la película al final refleja la idiosincrasia del chileno, de cómo somos; andar con la familia o los amigos para todos lados, aclanados, en las vacaciones, viajes, todo eso. Al final podrían haber muchas Papá al Rescate en cada país, y ninguna debería ser igual a la otra, porque la gracia está en que responde a dónde se sitúa. De igual manera, tampoco se trata solo de una comedia, tiene hartos momentos emocionantes y que apelan también a esas vivencias cotidianas. Las personas se nos acercan, nos comentan, se toman fotos con nosotros, ¡con los actores para que te digo! (risas).

En este contexto, ¿Cómo ves el escenario actual para las películas de comedia chilenas?

No nos gusta encasillarla como una comedia, porque no se trata solo de eso. Por supuesto que es una película con mucho humor. El grupo que forman los actores es muy divertido, y Rodrigo —mi co-guionista— tiene mucha experiencia escribiendo y actuando en comedia, pero también está todo lo demás, todo lo que mueve la historia. Hay momentos tristes, tensos. Está el momento en que Nicolás y Raimundo (Zabaleta) tienen una conversación junto al fuego, todo eso va entrelazado, los géneros se mezclan. Ya no existe tanto eso de una película de comedia o de drama o thriller. Se van armando todas de distintos elementos. Eso por una parte. Por el otro lado, bueno, en Chile se hacen muchas películas de distintos géneros y uno siempre espera que la gente vaya a verlas. Como Papá al rescate al final es super transversal, creemos que la gente va a verla por eso, porque se puede identificar también. Además post pandemia y todo, creemos que la gente está con ganas de ir al cine.

Es cierto, en la película hay muchos momentos graciosos, pero también emotivos. De hecho la premisa, de ir a buscar a una niña al otro lado de la cordillera, es más bien triste. Con Rodrigo, como guionistas, ¿Cómo lograron hacer dialogar ambos polos?

Con Rodrigo revisamos harto el guion e hicimos varias versiones, en dónde se fueron cambiando, añadiendo y quitando cosas. El tema del humor y los momentos más sensibles o dramáticos los íbamos viendo con cada escena, según el momento de la historia. Más que tratar de hacer un momento particularmente chistoso u otro muy sensiblero, tratábamos de ver que necesitaba cada momento. Trabajamos la historia desde el cotidiano, entonces el tono se fue dando de manera más bien natural, para que se sintiera así también en la película. Entonces es el desarrollo de la historia misma la que va dando eso, y así va saliendo todo lo demás. Cuando me ha tocado llenar ciertos formularios que te piden para caracterizar la película me he visto marcando las casillas de “comedia”, “drama”, “aventura” y así, porque todo eso fue lo que terminó saliendo, no porque decidiéramos de antes que la película iba a tener todo eso.

¿Y cómo fue ese proceso de escritura conjunta?

Fue un proceso largo, nos demoramos como tres años. La historia partió desde los personajes, de las ganas que tenían los actores por hacer algo juntos. Entonces fue cuando me uní yo, y comenzamos a escribir y darle forma, con Rodrigo, a toda la historia. Es difícil escribir con alguien, porque hay que calzar muy bien, es un proceso para el que hay que conocerse muy bien. Rodrigo dice que yo soy más cuadrado, más estructurado, y que tengo más nociones de lo que es el cine, entonces nos complementamos bien. La verdad es que entre ambos hay una conexión súper fuerte, porque a medida que fuimos escribiendo fuimos congeniando más. Nos juntábamos, conversábamos y veíamos que funcionaba y que no, para donde podía ir la historia, y como también podíamos aprovechar a cada actor, a cada personaje. Hubo momentos en los que nos demoramos mucho en terminar ciertas escenas porque no podíamos parar de reírnos de las cosas que nos proponíamos. Ahí hay algunas cosas que quedaban y otras que no, porque no funcionaban tan bien o por la viabilidad de la grabación también. Por ejemplo, Rodrigo es muy bueno con todo lo del clowning, entonces, hay una escena en la que va arriba de un auto andando. Esa escena en un momento consistía en que quedara pegado en el parabrisas o que incluso se cayera del auto en movimiento, y Rodrigo estaba dispuesto, pero incluso con el montaje y todas las herramientas que se usan para construir la escena resultaba muy riesgoso, entonces resolvimos que quedara de otra manera. También tomamos de nuestras propias experiencias, de la del resto de los actores y de cosas que nos contaba, así pese a la ficción de la historia, mantiene esa realidad. Pensamos en las relación con nuestros propios papás, varios somos papás también, el mismo Rodrigo, si tuviera que saltar en bungee desde el Everest por sus hijos lo hace, entonces todo eso también fue nutriendo la historia, fue un proceso súper lindo.

La película nace de un proyecto de amigos, ¿Cómo fue llevar a cabo ese proyecto con el equipo de producción?

Fue super entretenido, porque los actores ya se conocían, entonces ya traían consigo toda una dinámica en la que cada uno aporta algo distinto y en la que se iban complementando. Marcos Carnevale, el director, nos decía que le habíamos hecho la pega más fácil, porque como director, parte de su pega es procurar que todo dentro del equipo funcione, que pueda ir fluyendo, y como cada uno de ellos tenía un rol más o menos definido, eso pasaba; Benja Vicuña es el tipo más sensible, Rodrigo aportaba su humor, más payaso, Zabaleta que hace de hombre más clásico, y Fernando (Larraín) que, como en la misma película se dice, es un loquito lindo. Entonces la complicidad entre ellos ya estaba y eso contagiaba al resto del equipo. En las escenas había un constante ir y venir entre ellos, y sobre todo muchas risas. Yo creo que al punto en que más de una ocasión el equipo ya estaba medio cansado porque había que seguir grabando (risas). Pero en lo general el ambiente que se generó, y lo que Marcos también nos comentaba, es que fue un agrado. Lo siguió siendo incluso también después de la grabación, en la promoción y asistiendo a las funciones. Una vez con Rodrigo fuimos a una función fuera de Santiago, y por pasar al baño entramos a un local lleno de personas mayores en una actividad. Lo que tenía que ser una cosa de entrar y salir terminó con Rodrigo con el micrófono animando una kermesse y sorteando entradas para la película y conmigo bailando con las señoras (risas). Entonces todo se fue dando así, desde las ganas de hacer la película y de pasarlo bien en el proceso.

Toda la historia de la película se desenvuelve en un ambiente super contingente socialmente, se hacen referencias al estallido social y sobre todo al movimiento feminista. ¿De dónde nace aquello?

Eso nació de que estábamos atentos a todo lo que estaba pasando, a nos encontrábamos siendo super receptivos a todo eso. Ya veníamos trabajando en la película hace un rato, pero cuando comienzan a ocurrir las protestas, a aparecer las consignas y a suceder todo, la comenzamos a revisar. El escenario en el que iba a aparecer la película ya no era el mismo de antes, entonces nos dimos cuenta que la película tenía que cambiar, a nosotros mismos nos nació la necesidad de que la película cambiara también. Como se trata de una película con un elenco principalmente de hombres, había cosas que ya no funcionaban, chistes que nos dimos cuenta que en verdad ya no podían ir, o que tenían que ser de otra forma, tener otra salida. Entonces la historia así se fue reconstruyendo y transformándose en la historia final. Había elementos que fuimos incorporando y que también le dan a la historia esa actualidad que tiene. Uno de los cambios que nos hizo decir “aquí está, por aquí va la cosa”, por ejemplo, fue cuando decidimos cambiar que fueran a buscar a un niño a que fueran a buscar una niña, y ese cambio, que puede parecer quizás, super sencillo, ya hace que varias cosas vayan cambiando. Lo mismo con el humor, fuimos afinando ciertas cosas, porque antes se sentía más machista. No son cambios que nos hayan pedido, son cosas que vimos que eran necesarias hacer.

Considerando todo esto que hemos conversado, ¿Cuál te parece que es el aspecto a destacar de Papá al rescate?

Yo creo que es la transversalidad que tiene la película; que pasa por el humor, el drama, la tensión de momentos como el final, por ejemplo. Todo eso hace que la gente enganche con la película, que se vea identificada. Es una historia que, cuando la escribimos, lo hicimos de forma super sincera y honesta con lo que contábamos y con lo que queríamos hacer, y creemos que eso se refleja en ella y en el público. La gente reacciona a la película y eso nos tiene muy contentos. La idea es que las personas puedan seguir yendo a verla a las salas, que vaya, se ría y lo pase bien. Es sobre todo una película que tiene mucho corazón, con una historia muy bonita, y que apunta a cómo somos las personas acá en Chile, y en eso está todo.

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